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Historia de la Pulmonia

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Con el tiempo, su inquietud lo llevo a ser distribuidor de las afamadas motocicletas “Triumph”, teniendo la distinción de ser el primero que comercializo este tipo de transporte en la ciudad y gracias a su reconocido tesón y responsabilidad que siempre demostraba en todo aquello que emprendía, en dos diferentes ocasiones se le confío la responsabilidad de ser Jefe de Aseo y Limpia de la Ciudad, actividad que supo desempeñar muy atinadamente y por la que recibió numerosas felicitaciones de parte de las autoridades Sanitarias.

Retomando nuestra historia sobre el origen de las pulmonías, nos comenta el Sr. Ramírez, que con la idea fija de encontrar un transporte que viniera a sustituir a la popular araña; un día se encontró con unos carritos de tres ruedas que una empresa que se dedicaba a la comercialización y reparación de aires acondicionados tenia a la venta, por considerar que no habían resultado apropiados para el traslado de su material y equipo de trabajo.

Nos cuenta el “Chícharo” que a golpe de primera vista esclamo para sus adentros que este era el vehículo “Sui Generis” que por mucho tiempo había estado buscando. De inmediato los compro y se dio a la tarea de buscar mas carros de este tipo. Así se dedico a recorrer algunas ciudades de la República en busca de estos carritos y después de una afanosa búsqueda, localizo varios carritos en la Ciudad de México, mismos que se encontraban abandonados en un galerón y estaban en muy malas condiciones.

Todos estos vehículos tenían una característica en común que los hacia difíciles de encontrar y es que eran de origen Norteamericano, de la marca “Cushman”, producidos por una fabrica localizada en la ciudad de Lincoln, Nebraska. Además estos triciclos solamente se utilizaban para el transporte de jugadores de Golf o personas discapacitadas y eran bastante caros y por consiguiente su uso en la República estaba muy restringido, ya que además de que se tenían que importar directamente de los Estados Unidos había muy pocos campos de golf o personas que quisieran tener uno de estos carros para su uso.

Sin que le importaran estos obstáculos y ante la imperiosa necesidad de conseguir mas carritos de este tipo, para así estar en la posibilidad de contar con una pequeña flotilla, Don Miguel se traslado a las Ciudades de Los Ángeles, California y Denver, Colorado, para entrevistarse con algún distribuidor de estos carritos. Pero los gerentes de estas negociaciones le sugirieron que fuera directamente a la fabrica en Lincoln, Nebraska. Antes de dirigirse a la Casa Matriz de los carros Cushman, el “Chícharo”, presento a varias instituciones bancarias de la localidad su interesante proyecto, con la idea de conseguir un crédito que le permitiera emprender esta riesgosa pero interesante aventura. No obstante que insistió mucho, su solicitud no encontró eco ya que los banqueros consideraban que a este tipo de transporte, no se le vislumbraba ninguna posibilidad de tener éxito. Este comentario no desanima por ningún momento al Sr. Ramírez, quien haciendo caso omiso del consejo de sus amigos y familiares emprendió el viaje a la lejana ciudad de Lincoln, Nebraska.

Al llegar a las oficinas generales de la compañía pidió entrevistarse con los directivos ante los cuales les presento su proyecto. Un tanto sorprendido el “Chícharo” se percata que estos ejecutivos ven con mucho interés su idea y más impactado quedo, cuando inexplicablemente, le otorgaron un crédito para que importara ocho carritos. Aun hasta nuestros días no se explica como fue que estas personas confiaron en el, aunque todo quizás se debió a la vehemencia con la que expuso su idea.

Después de un tramite largo, lento y engorroso en el que encontró un sinnúmero de obstáculos por parte de las autoridades hacendarías, logra su importación y es así que por fin un buen día de verano arribaron en tren procedente de la frontera los extraños carritos.

Traslado los chasises a una bodega que expresamente había adaptado por la calle Constitución #616 y ahí empezó a visualizar y diseñar un vehículo que fuera sencillo, practico y funcional para el rudo trabajo que iban a desempeñar. Para esta tarea contó con la invaluable asesoría del Sr. Miguel Valadez Lejarza, (Qepd) quien fue responsable de fabricarle una sencilla estructura de fibra de vidrio. Al poco tiempo y después de unos pequeños cambios y ajustes mutuamente sugeridos se pudo ya contar con un prototipo de estos carritos. En principio los chasises de estos carritos no requirieron adaptaciones muy elaboradas. En si su motor de 2 cilindros, con clutch, transmisión de Willis y su cardan y diferencial de automóvil le proporcionaban de una fuerza y resistencia excepcional para un chasis de ese tamaño.

Este logro permitió que el “Chícharo” se abocara a convencer a las autoridades del Estado de la conveniencia de usar a estos carritos como transporte publico popular, para ese fin y aprovechando la disyuntiva de que el Gobernador del Estado, el Lic. Leopoldo Sánchez Celis era su amigo de muchos años, un día que se encontraba este personaje en visita oficial para inaugurar unas obras en la ciudad, a bordo de uno de estos extraños y simpáticos carros se dirigió al Hotel Belmar, sitio en el que se encontraba hospedado el Gobernador, quien al ver a su amigo de juventud trepado en este extraño vehículo, le pregunto de que se trataba y Don Miguel ni tarde ni perezoso le explico que la intención de mostrarle este carrito, era con la intención de solicitarle su apoyo para poder contar con los permisos que le permitieran circular y dar servicio de pasaje.

Sánchez Celis, quien aun no salía de su asombro, le contesto: “Chícharo” esto esta fabuloso, tu termínalos de adaptar y después veremos como le hacemos y termina con esta informal entrevista agregando, para eso somos los amigos. Ya con los 16 carritos listos para circular y poco antes de finalizar su termino constitucional como Gobernador, el Lic. Leopoldo Sánchez Celis, firmo los permisos correspondientes y el día 20 de Diciembre de 1965, las

“Pulmonías” salieron del taller

principal a recorrer las calles de Mazatlán, con un alegre Don Miguel, al frente tocando un gran acordeón... (continuar abajo Página 3)

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