Historia de la Pulmonia
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Los beneficiarios de las primeras concesiones otorgadas por el Gobierno Estatal, fueron:
• Dr. José Mario González Ramírez. (2)
• Adán González García. (2)
• Ricardo A. González.(2)
• Amparo González García. (2)
• Agustín Gregorie.(2)
• Ernesto Urquijo Monterde.(2)
• Miguel Ramírez González.(2)
• y Enriqueta González García.(2).
Todos ellos como se puede observar guardaban un grado de parentesco directo con el Sr. Miguel Ramírez Urquijo, el popular “Chícharo”.
Fue tal el éxito y la aceptación que tuvieron estos transportes, que a tan solo un año de empezar a transitar, el “Chícharo” decide importar 16 chasises, a los que una vez que les hizo las adaptaciones, los integra al servicio publico de transporte (Claro que para esto contó con el apoyo incondicional del nuevo Gobernador, el Lic. Alfredo Valdés Montoya).
No obstante que esta modalidad de transporte, desde su inicio fue del agrado de los usuarios, en sus inicios encontró bastante oposición, criticas y presiones por parte de los Sindicatos de taxis y permisionarios de autobuses urbanos, los que al resentir una baja pronunciada de sus servicios, emprendieron una campaña de desprestigio en contra de este novedoso servicio de transporte.
Ciertamente, fueron tiempos difíciles, pero el temple de Don Miguel y las buenas relaciones con el nuevo Gobernador, fueron determinantes para que se consolidara esta nueva modalidad de transporte y su crecimiento se diera con mucha fuerza; tan fue así que a los 3 años de estar operando, ya circulaban 100 de estos carritos por toda la ciudad.
El rechazo de los sindicatos de transporte para con estos nuevos vehículos se agudizo, hasta el punto que los choferes de taxis paraban a la gente cuando pretendían abordar a este tipo de triciclos motorizados y en forma por demás apremiante les advertían que eran muy inestables, peligrosos y que por el hecho de estar descubiertas por todos lados, se exponían a contraer una “pulmonía”.
Este llamado de alerta, no evito a que la población usara estos simpáticos carros y si bien al principio se usaron por curiosidad y diversión, después con el tiempo, su tarifa y maniobrabilidad hicieron que su uso se generalizara por toda la ciudad.
Es a partir de estos ataques que el ingenio popular, bautizo a estos carritos con el nombre de “Pulmonías”, nombre que sigue conservando hasta nuestros días.
La aceptación de este tipo de transporte trajo por consecuencia que la empresa del “Chícharo” creciera rápidamente. El numero de carros aumento al doble de las autorizaciones concedidas por el Gobierno del Estado, esta situación se hacia necesaria para estar en posibilidad de otorgar el servicio en todo tiempo y sin interrupción; de tal manera se podía observar que todas las unidades que trabajaban en el turno matutino, al regresar a la base eran despojadas de sus placas para colocárselas a las unidades del turno vespertino.
